Saturday, March 29, 2008

Gato Barbieri: Jazz de corazón



Ricardo Camarena

(La Opinión, 20 de julio de 1999)

Con un repunte que no sólo es musical, sino también vital, Leandro “Gato” Barbieri, saxofonista de jazz de origen argentino radicado en este país, trae a California los temas de su más reciente disco, Che Corazón.

De hablar pausado al teléfono, el artista se ha restablecido de la pesadumbre, hace dos años, de una cirugía de corazón y de la tristeza de su viudez, tras de tres décadas de convivencia familiar y profesional con su esposa y administradora Michelle, a quien dedicó un bello tema con su nombre en su anterior disco, Qué pasa.

“La vida es un juego peligroso, y yo estoy en él”, expresó como consigna.

Antes de esa grabación, que en 1997 alcanzó el cuarto lugar en ventas dentro de los discos de jazz contemporáneo –según la revista Billboard– había pasado una larga década sin que Barbieri grabara un álbum completo.

Ahora, el “Gato” disfruta de una nueva esposa y de su pequeño hijo Christian, y, con todo el ánimo, conversa detalladamente sobre su carrera artística y su pasión: el jazz de vanguardia con elementos latinos.

Che Corazón es un disco de índole familiar y de amistad. Por ejemplo, el tema Sweet Glenda lo dediqué a una sobrina; Cristiano, a mi hijo. Otro de los temas que regrabé, I Want You, y que apareció en el álbum Caliente, es un homenaje a Marvin Gayes, a quien conocí bien. Lo canta Frank McComb”, expresó.

“También dediqué otros temas a buenos amigos: a los cineastas (Pier Paolo) Passolini y Bernardo (Bertolucci, de cuya cinta El último tango en París Barbieri hizo la música, obteniendo el premio Grammy). El contacto con esta gente siempre fue importante”, agregó el saxofonista que se inició en el jazz dentro de la orquesta de su compatriota, el reconocido pianista Lalo Schifrin.

“En el caso de 1812, que ya venía tocando en los conciertos recientes, es un tema basado en la Quinta Sinfonía de Tchaikovski; sinfonía de la que tomé un segmento para hacer una recreación. Hay en el disco temas tristes y felices; distintos momentos musicales como Woman on the Lake, en fin. Y, como siempre, un popurrí de los que acostumbro hacer en cuanto a los diferentes ritmos”, agregó con el acento de su natal Rosario, Argentina, que Barbieri conserva a pesar de las décadas de residencia en Roma y Nueva York.

El también musicalizador de una docena más de filmes reconoció sin embargo que “los primeros discos que hice no toda la gente los conoce; se caracterizaban porque yo iba tocando ‘pedazos’ de Latinoamérica; en fin, eran bajo una compañía chica”.

Respecto del lugar obtenido dentro de la escena mundial del jazz, expresó: “Yo trato de estar siempre en medio; esto, porque los latinos no me consideran suyo pues no hago una música estrictamente latina, y los jazzistas tampoco, porque consideran que lo que yo hago no es jazz, sino una fusión bien clara de elementos”.

“Así que lo que yo toco es ‘Gato Barbieri’; un estilo bien definido, muy personal. Che Corazón es un poco insinuar algo de lo que me pasó, pero no lo quiero hacer evidente”, dijo el saxofonista que hace décadas tomó Europa –tema de otro gran músico latino, Carlos Santana– para remarcar esa identidad continental. De igual manera sucedió con Bolivia, tema dedicado al insurgente Ernesto “Che” Guevara, y con la trilogía de álbumes de Barbieri sobre Latinoamérica.

“Yo siempre saltaba de una montaña a otra”, metaforiza el jazzista que en 1970 ya había grabado El tercer mundo, adonde interpretó tangos, folklore, música brasileña y un popurrí de música latina.

Barbieri hizo desde entonces versiones muy particulares de la música de tango como con El día que me quieras, y en el folklore argentino con El arriero va, que se han reeditado e incluido en nuevos discos.

“Siempre agarré cosas sin pensar en royalties (regalías) ni en dinero. Hay gente que sólo graba las piezas que escribe. Si se miran mis discos, por lo general hay tres o cuatro temas de otros autores. Aunque siempre he pensado que un buen disco no debe llevar demasiados temas. Es como un filme de cuatro horas; quizá bien hecho, pero no es fácil”, comentó.

Por otro lado, indicó que en sus discos long play de juventud, incluía temas de 20 minutos de duración por lado; “después fui cambiando y reduje los tiempos. John Coltrane lo hacía mucho, al igual que Miles Davis. Sobre todo, las grabaciones en vivo. Uno es un poco rebelde a ciertas cosas y a veces prefiere cambiar el ritmo, y esto suele depender del estado de ánimo”.

“He perdido mucho la memoria y me estoy volviendo ciego de mi ojo izquierdo, con la córnea deshidratándose. Pero yo sigo; tengo que hacerme amigo de esta córnea, de mi úlcera, de mi bypass y de tantas muertes”, dijo entremezclando optimismo y pesimismo. “Tengo ahora otra mujer, un hijo, y ¡nada! ¿Qué más puedo pedir? Gracias a Dios y al universo, sigo para adelante”.

Y, hablando de universalidad, es precisamente en el Anfiteatro Universal adonde “Gato” Barbieri expresará hoy, al través de su saxofón y su música, lo que le inspira su Che Corazón.

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